Malagueño de nacimiento, en 1895 Picasso, con casi catorce años, llegaba con su familia a Barcelona, ciudad donde viviría hasta 1904. Estos nueve años fueron los años de formación académica, de eclosión de la adolescencia y de la formación de su carácter, y el primer escalón en su ascensión artística en una Barcelona inmersa en un denso mundo intelectual, marco de apasionadas luchas ideológicas y sociales. El artista hizo vida en la Barcelona vieja, en el barrio de la Ribera y sus alrededores. Durante aquellos años, Picasso creó un círculo artístico y de amistades que mantendría siempre y que lo vincularía definitivamente a la ciudad.
Josep Carandell describe al Picasso de aquel tiempo con las palabras siguientes:
“Todo lo ve, todo lo mira, todo lo capta, todo le sirve de materia prima para sus obras.”
Picasso se integró muy pronto en Els Quatre Gats, el círculo artístico frecuentado por Rusiñol, Casas, Nonell o Utrillo, con los que congenió. Por otro lado, también hizo muy buenos amigos que lo relacionaron para siempre con la ciudad, entre otros: Jaume Sabartés, Manuel Pallarès, Joan Vidal Ventosa, los hermanos Fernández de Soto, Sebastià Junyer-Vidal, Jacint y Ramon Reventós, Manolo Hugué o Carles Casagemas.
En abril de 1904, después de varios viajes a París, Picasso se fue a vivir allí definitivamente, aunque mantendría el vínculo con Barcelona; continuó realizando estancias cortas para ver a la familia, que seguía viviendo en la ciudad, y a los amigos. Pero esas estancias no fueron el único vínculo: hizo donación de obras a la ciudad y presentó dos exposiciones monográficas, en cuya organización también participó.
Después de una breve estancia en Barcelona durante el mes de mayo, Picasso viajó a Gòsol con Fernande Olivier, su compañera.
Pasó el mes de mayo en Barcelona y pintó Retrato de Pallarès. En junio se fue a Horta de Sant Joan, donde pasaría el verano con Fernande Olivier.
Picasso y Fernande Olivier volvieron a Barcelona acompañados de Ramon Pichot. Veranearon en Cadaqués, donde se les añadirían André Derain y su mujer. Picasso se reencontró con Eugeni d’Ors.
En primavera, Picasso volvió a Barcelona para ver a su padre, José Ruiz Blasco, que moría el 3 de junio, y pudo asistir al entierro.
En junio llegó a Barcelona para reunirse con la compañía de ballet de Diáguilev, que presentaba programa en el Liceo, y se quedó con la bailarina Olga Khokhlova hasta el mes de noviembre. Se instalaría en el domicilio familiar, en la calle de la Mercè.
A finales de agosto, Picasso pasó unos días en Barcelona con Olga y su hijo Paulo. Fueron a Sitges a visitar el Cau Ferrat.
En verano viajó por España y, entre otras ciudades, vino a Barcelona. Se quedó hasta septiembre y aprovechó para visitar el Museu d’Art de Catalunya.
Picasso empezó muy pronto a donar obras suyas a Barcelona. En 1919, coincidiendo con la Exposició d’Art celebrada en la ciudad y en la que participó, el artista ponía, sin saberlo, la primera piedra del futuro Museu Picasso.
Primera donación de Picasso a la ciudad. Con motivo de la exposición de ocho obras suyas en una muestra de arte organizada por el Ayuntamiento de Barcelona, donó Arlequín, de 1917, a los Museos de Arte de Barcelona.
Picasso mostró su generosidad al regalar al Museu d’Art Modern una prueba de artista del aguafuerte Minotauromaquia, de 1935.
Antes de la creación del Museu Picasso, se organizaron en Barcelona dos exposiciones monográficas del artista.
Exposición de dibujos del periodo azul de Picasso, en febrero de 1912, en las Galerías Dalmau.
Exposición organizada por el grupo ADLAN, en enero de 1936, que presentó veinticinco obras seleccionadas por el propio artista. Fue la primera oportunidad de ver un conjunto de obras vanguardistas de Picasso en Barcelona.